En los fértiles parajes de Santa Cruz de Flores —distrito fundado oficialmente en 1922 y hoy reconocido como la Capital del Vino del Perú— se extienden los fundos “San Juan El Totoral”, “Santa Eulalia”, “Cayaya” y “Toma Román Caycho”, tierras que han sido testigos silenciosos de una historia de esfuerzo, visión y amor por la vitivinicultura. Allí, el señor Grimaldo Ávalos Arias, con paciencia de sabio y constancia de artesano, cultivó cepas de Quebranta, Borgoña e Italia, logrando cosechas que pronto se convertirían en el deleite de las mesas más exigentes.
Su legado fue recogido con devoción por su hijo, el señor Smith Washiyama Ávalos, técnico profesional con más de tres décadas de experiencia en la mina Condestable, pero eternamente enamorado de sus viñedos y de su tierra natal. Movido por el deseo de honrar la memoria de su padre, Smith se dedicó al estudio y perfeccionamiento del arte vitivinícola, fundando en su homenaje la Vitivinícola San Juan, una empresa que conjuga tradición familiar, innovación técnica y profundo respeto por la identidad local.
La construcción y desarrollo de esta bodega ha sido posible gracias al apoyo incondicional de su esposa, la señora Nelly Ruiz, y de sus hijas, quienes representan el estímulo y la inspiración que alimentan cada etapa del proceso. La vitivinícola está equipada con máquinas y alambiques diseñados y construidos por el propio Smith Washiyama, reconocido por su inventiva y pasión por la ingeniería aplicada al arte del vino.
Cada botella que sale de la Vitivinícola San Juan lleva impresa una imagen icónica: el reloj de cuatro caras que se alza en la plaza principal de Santa Cruz de Flores, símbolo del paso del tiempo y de la permanencia de la memoria. Este reloj, gestionado en su época por el abuelo de Smith, el señor Shohiro (Teodoro) Washiyama Kuromato, representa el vínculo entre generaciones, entre lo que fue y lo que perdura.
Gracias a su dinamismo y compromiso, Smith Washiyama fue elegido como segundo presidente de la Asociación Vitivinícola Artesanal de Santa Cruz de Flores, institución que ha sido clave en el posicionamiento del distrito como epicentro de la producción vitivinícola artesanal en el Perú. Desde sus fundos, hoy renovados con nuevas plantas de vid, la Vitivinícola San Juan produce vinos, piscos y macerados que han sido reconocidos con medallas de oro y plata en concursos regionales y locales, y que se proyectan con orgullo hacia el mercado nacional e internacional.
Santa Cruz de Flores, además de su vocación agrícola, es tierra de devoción —como la que se rinde a la Santísima Cruz cada 3 de mayo—, de paisajes sublimes como los de Azpitia, y de una gastronomía que marida a la perfección con sus vinos: carapulcra con sopa seca, chicharrón de chancho, ceviche de camarones y pachamanca.
Visitar la Vitivinícola San Juan, ubicada en la Calle Pedro A. Ayala N.º 530, es adentrarse en una historia viva, donde cada copa es un tributo a la tierra, a la familia y al tiempo. Allí, los anfitriones reciben con calidez, compartiendo no solo sus productos, sino también el alma de Santa Cruz de Flores.
Productos:Vinos: Quebranta – Borgoña – Italia – Tinto.
Piscos: Quebranta – Italia – Acholado – Mosto Verde
Macerados: Níspero – Durazno - Licor de Café, entre otros.
Ganador en: Vino quebranta seco, Medalla de Oro.
Pisco Acholado 2008, Medalla de Plata.
Vino Quebranta semiseco, Medalla de Bronce
Haciéndose merecedor de medallas de oro y plata de sus diferentes productos a lo largo de su trayectoria.
PRESTA SERVICIOS A EMPRESAS DE RECONOCIDO PRESTIGIO:
- Compañía Minera Condestable
- LAIMSAC
- ASACO de Coayllo.
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